Unas figuras pequeñas me lanzaron algo que lastimó mi piel, me dolía el lugar en donde habían entrado, no entiendo cómo es que algo tan pequeño podía causarme tanto dolor, el miedo estaba invadiendo mi cuerpo, y cuando intenté abrir mis alas para ir la montaña en la que había vivido durante años una cosa cayó sobre mí, me impedía abrir mis alas, y aunque tenía orificios no podía moverme, era muy pesada, y tenía la sensación de que era como liana pero más gruesa, así que abrí el hocico y segundos después el fuego salió con fuerza, los animales de dos patas huyeron de mí, y aquella liana desapareció al contacto con mi fuego.
— ¡Sédenlo! ¡No podemos dejar que se vaya!
Podía entender lo que decían, pero ellos no podían entenderme, ¿Por qué?
Uno de los animales de dos patas saco un pedazo de metal que tenía forma de rama, y después de un sonido fuerte que me lastimo los oídos una abeja de metal con un líquido azul adentro me pico en la piel, rugí con fuerza por el dolor, quiero irme, quiero que me dejen en paz, pero tengo mucho sueño, me siento débil, y en el momento en el que intento caminar para irme, mis patas me fallan y caigo al suelo.
Los animales de dos patas se acercan y me ponen unas tiras de metal que me impiden abrir mi hocico, siento como el sueño me vence y se me cierran los ojos.
Frío, mucho frío, tengo la sensación de cosquillas en el estómago, intento moverme, pero no puedo, ¿por qué me hacen esto? Yo solo quiero irme a casa.
— Es un animal precioso.
— Y pensar que todos creen que los dragones son un mito.
¿Dragón? ¿Qué es un dragón? Yo no soy un dragón, soy un Tero, mi madre siempre decía que así nos llamaban en nuestro bosque, pero tuvimos que huir porque comenzaron a matarnos.
Un animal de dos patas se pone frente a mí, tiene una cosa blanca sobre su cuerpo, extiende una de sus patas a mi nariz, no es más grande que una hoja higo, son animales muy pequeños, este tiene el pelo largo en la cabeza, pero no tienen pelo largo como otros animales, ¿qué son? Yo muevo mi cabeza y el animal se hace hacia atrás asustado, puedo oler su miedo, ¿ellos no pueden oler el mío?
— Hola, yo soy Julie— miro al animal, su miedo sigue ahí.
Acerca su pata de nuevo y esta vez me quedo quieto, tal vez si no me muevo, me dejarán ir, me dejarán irme a casa, cuando me toca esta vez deja su pata ahí, y entonces lo percibo, es una hembra, no sabía si eran hembras o machos, tal vez todas son hembras, suelto un suspiro y su pelo vuela por lo pequeña que es a lado mío, escucho un ruido curioso salir de su hocico y percibo como el miedo es reemplazado por felicidad.
— Eres hermoso—su mano sube y baja sobre mi piel, se siente bien, me siento tranquilo, el animal hembra me gusta, tal vez me suelte.
— ¿Qué haces aquí Julie? – el sonido es más grave, y el animal hembra se aleja de mí, tiene miedo otra vez.
— Solo quería verlo padre, sabes que siempre quise ver uno.
— Largo, es peligroso, mato a cinco de mis hombres con su fuego.
Ahora hay un animal de dos patas con pelo corto y blanco, se acerca un poco, pero no me toca, no tiene miedo, no percibo nada, lo cual me hace sentir miedo, me muevo con fuerza para soltarme, escucho cómo cruje lo que me impide moverme y de pronto puedo levantarme, el animal hembra camina un poco hacia atrás y el otro huye hacia unas cosas de metal, pone su mano sobre una luz roja y un sonido fuerte y chillante me lastima los oídos, quiero irme a casa, me acerco al animal hembra y ella cae al suelo, puedo oler su miedo, pero cuando se da cuenta que no me muevo se pone de pie y pone su mano sobre algo negro que tiene el metal que cubre mi hocico, hay un sonido rápido y el metal cae al suelo, me sacudo y abro y cierro mi hocico, es bueno sentir que puedo abrirlo, miro a la hembra, y me acuesto sobre el suelo un poco, me sorprende ver que entiende y se sube, cuando esta sobre mí, el olor de su emoción me hace sentir que hice lo correcto, de pronto por un hoyo pequeño en todo ese lugar de metal entran muchos animales de dos patas, con esas ramas de metal, no quiero que me lastimen.
Busco una salida, y cuando veo un enorme hoyo corró hacia él, golpeo algo que se rompe con facilidad, no parecía que hubiera nada allí, extiendo mis alas una vez que estoy afuera y las muevo con fuerza, pronto estoy en el cielo y sé que el animal hembra sigue sobre mí, su emoción se huele en exceso.
— ¡Sí!
Me dirijo aún más arriba, y una vez que pasamos los árboles blancos que están en el cielo, del otro lado está esa luz cálida amarilla, siento el calor en mi cuerpo.