San Agustín Tlaxiaca, Hidalgo. – En reconocimiento a más de veinte años trabajando con productores de aguamiel y maguey para mejorar los procesos productivos, además de fomentar la equidad de género en diversas cooperativas y comunidades, Jozelin María Soto Alarcón, profesora investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) recibió el Premio Hidalgo de Ciencia, Tecnología 2025 en la Categoría Humanidades.
Este galardón fue otorgado por el Consejo de Ciencia, Tecnología e Innovación de Hidalgo (CITNOVA). Al respecto, la integrante del Área Académica de Económica expresó su satisfacción por este logro, pues representa la validación a su perspectiva de estudio feminista, que busca visibilizar y transformar las situaciones de desventaja que enfrentan las mujeres en diversos ámbitos, a través de colaboraciones con mujeres de municipios como Cardonal, Ixmiquilpan y Tlahuelilpan.
Entre sus proyectos más significativos destaca una iniciativa de asesoría productiva y comercial para el desarrollo económico local, así como la mejora en la producción de jarabe de aguamiel en un esfuerzo multidisciplinario con especialistas de química y agrobiotecnología. Estos proyectos no solo tuvieron impacto técnico, sino que fortalecieron la confianza, la organización y cooperación con las personas de las comunidades rurales.
La además integrante del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII) Nivel 1, destacó que la economía genera un impacto tangible mediante la colaboración en un diálogo donde ambas partes se enriquecieron. Este intercambio desarrolló estrategias productivas y comerciales adaptadas a su realidad y como resultado, mejoraron su eficiencia económica, además, fortalecieron su autonomía manteniéndose activas y productivas durante casi tres décadas.
Dicho reconocimiento no solo celebra la trayectoria de Soto Alarcón, sino que representa un impulso para profundizar en la investigación aplicada ya que, su trabajo beneficia directamente a las comunidades hidalguenses y sirve de inspiración para las nuevas generaciones de economistas, reafirmando el papel de las universidades como un motor esencial de transformación social.
