By Lauren A. Altamira.
Hay cosas que deberían ser atemporales: el aroma de un ramo de flores recién entregadas, un mensaje que te hace sonreír sin motivo, la mirada de alguien que realmente te escucha. Sin embargo, en este 2025, parece que la conquista se ha convertido en un arte en peligro de extinción.
Me encontré preguntándome: ¿cuándo fue la última vez que un hombre se esforzó genuinamente por enamorar sin dar por hecho que ya lo tenía todo ganado? Hoy los hombres creen que un par de emojis, una salida improvisada y un “me gustas” son suficientes para llamarlo conquista. Pero, ¿y después? ¿Qué pasa cuando se sienten seguros? Exacto: se pierden. O peor aún, te hacen sentir que eres tú la exagerada por querer más.
Lo curioso es que “más” no significa un castillo en París ni un viaje sorpresa a Maldivas. “Más” significa exclusividad, respeto, lealtad, confianza y comunicación. ¿Realmente es tan complicado? ¿O simplemente es más fácil etiquetarnos como “exigentes” que asumir que ellos ya no saben sostener lo que empezaron?
Muchas chicas, por ejemplo, pedimos flores. Y no porque las flores cambien mi vida, sino porque representan un gesto. Un recordatorio de que alguien pensó en mí más allá de la inmediatez de un chat. Piden exclusividad, porque no soy un borrador en la libreta de nadie. Piden lealtad, porque el amor no se negocia en cuotas. Piden respeto, porque es el mínimo indispensable para cualquier relación humana. Y sobre todo pedimos comunicación, porque en el silencio nacen todas las dudas que terminan matando lo que pudo ser eterno.
Y aun así, al pedir lo básico, te miran como si fueras la protagonista de un drama shakesperiano. Como si esperar algo real en una época de “citas express” y vínculos líquidos fuera una locura. Pero tal vez la verdadera locura es conformarse con menos.
Entonces pensé: quizás la conquista en 2025 ya no consiste en abrir puertas o escribir cartas. Tal vez conquistar hoy significa tener la valentía de quedarse, de apostar por una sola persona, de resistir la tentación de lo instantáneo y elegir lo duradero. Tal vez conquistar ya no se trata de ganar, sino de mantener.
Y mientras observaba cómo las reglas del amor siguen cambiando, no pude evitar preguntarme: ¿qué es más difícil, conquistar a alguien… o atreverse a sostener la conquista cada día?