Pachuca de Soto.- Hace ya 23 años que en Aardman Animations, conocidos por los estupendos cortos de ‘Wallace y Gromit’, dieron el salto al mundo del largometraje en la gran pantalla con la exquisita ‘Chicken Run: Evasión en la granja’ (Nick Park, Peter Lord, 2000), las desventuras de un grupo de gallinas que ansían la libertad.
Los estudios Aardman, con Peter Lord, y Nick Park a la cabeza, llevaban desde 1995 dándole vueltas a un proyecto que nació como una versión paródica de ‘La gran evasión’ (John Sturges, 1963). Karey Kirkpatrick (‘Los Rescatadores en Cangurolandia’, ‘James y el melocotón gigante’) terminó encargándose del guion de la producción que, en 1997, comenzó a contar con el apoyo de DreamWorks Animation.
En enero de 1998 comenzó el rodaje que, para cuando terminase en junio de 1999, habría contado con 30 decorados en los que 80 animadores habrían trabajado junto a otros 180 empleados en otra áreas. Aquel ritmo de un minuto de película completado por cada semana de rodaje mereció la pena, al menos si nos quedamos con los fríos números que nos hablan de una recaudación de más de 220 millones de dólares, cifra que la convirtió en la película animada en stop-motion más taquillera de la historia y el mayor éxito de DreamWorks Animation hasta aquel momento.
Además de volver a ver ‘Chicken Run: Evasión en la granja’ en el catálogo de películas de Netflix y en Prime Video, esta joya de Nick Park y Peter Lord sigue fascinando a fanáticos convencidos y nuevos acólitos con detalles de su rodaje, como el curioso detalle sobre la necesidad de dotar a todos los emplumados personajes de una bufanda o un vistoso complemento en su cuello que disimulase la unión de la cabeza, creada con plastilina para moldear reforzada con nailon, y el cuerpo, fabricado con silicona y látex.