Tokyo.- Durante el brote de noviembre de 2020, la Unidad de Investigación Tsukuba del Museo Nacional de Ciencias de Tokio abrió sus puertas al público y atrajo a investigadores entusiastas. En él, Hinako Komori, de 10 años, y su padre Hidemi se embarcan en un viaje que los lleva al descubrimiento del lobo japonés, una especie extinta desde hace más de un siglo.
La visita comenzó en un edificio que alberga más de dos millones de ejemplares procedentes de diversos departamentos de investigación. Al visitar el séptimo piso dedicado a los mamíferos terrestres, Hinako observa más de cerca un espécimen que cree que se parece a un lobo japonés, lo que provocó una investigación que involucra a la joven entusiasta y a los académicos Sayaka Kobayashi y Kawada Shinichiro.
El sorprendente descubrimiento abre un nuevo capítulo en la historia del lobo japonés, que una vez vagaba por los bosques y montañas de Japón pero desapareció debido a la industrialización y la caza a finales del siglo XIX.
Impulsada por su amor por los animales, Hinako estudió cuidadosamente fotografías de especímenes de lobos japoneses y notó similitudes entre un espécimen relacionado etiquetado como M831 y uno conservado en el Centro para la Biodiversidad Natural en Leiden, Países Bajos. Este último es uno de los cuatro ejemplares de lobo japonés que existen en el mundo.
En el Boletín del Museo Nacional de Ciencias se publicaron investigaciones adicionales dirigidas por Hinako, Kobayashi y Kawada. El título del artículo es “¿Se ha recolectado una muestra de piel de ‘Yamainu’ en el Museo Nacional de Ciencias de Tokio? 》¿Lobo Canis lupus hodophilax? “Análisis detallado del posible vínculo entre M831 y los lobos japoneses.
El lobo japonés fue adorado durante siglos por su papel en la protección de los cultivos, pero se extinguió en el siglo XIX. Sin embargo, el encanto y el misterio de la especie persisten, y los pocos especímenes supervivientes, incluido el último cráneo y piel de lobo japonés conocido en el Museo de Historia Natural de Londres, siguen intrigando.
El análisis morfológico de M831 muestra similitudes con otras muestras de lobos japoneses, pero también algunas diferencias en la forma del cráneo. Los científicos creen que M831 podría ser un híbrido de lobos y perros japoneses, lo que plantea dudas sobre su origen y reproducción.
Hinako, que ahora tiene 13 años, es reconocida por su dedicación y su aguda capacidad de observación. El joven investigador sigue de cerca los secretos de los lobos japoneses desde que tenía tres años y descubrió un lobo disecado en el Museo Nacional de Ciencias.
El artículo concluye enfatizando la necesidad de realizar análisis de ADN para confirmar de manera inequívoca la identidad de la muestra. Aunque actualmente no hay planes para realizar estas pruebas, se espera que los futuros avances tecnológicos proporcionen una base más precisa para el estudio y la preservación del pasado.