Pachuca de Soto.- Orión es un niño que le tiene miedo a todo: a las chicas, a las abejas, a hablar en público, a las ondas cancerígenas de los teléfonos móviles y a los payasos asesinos. Pero entre los muchos, muchísimos temores de Orión, hay uno que destaca sobre los demás.
Su mayor fobia es a la oscuridad. Por eso, la noche antes de una importante excursión al Planetario, con los nervios a flor de piel pensando en todo lo que puede salir mal, Orión enciende todas las luces de su habitación y trata de evitar la negrura de la noche por todos los medios. Sin embargo, un apagón hace que la penumbra se apodere de su cuarto, y el muchacho grita asustado… hasta que la Oscuridad, en persona, responde por alusiones.
Netflix ha estrenado este mes, el día 2 de febrero, ‘Orión y la Oscuridad’, su nueva película de animación en colaboración con Dreamworks con la que pretende hacer frente a Disney+ en el top de los contenidos más vistos del año, una lista casi siempre liderada por películas animadas de Disney y Pixar. Sin embargo, su lanzamiento no ha contado con el músculo promocional habitual de la compañía, y para muchos ha pasado un tanto desapercibida. No saben lo que se pierden.
Dirigida por Sean Charmatz, guionista y miembro del departamento de arte de ‘Bob Esponja’, y guionizada por (nada más y nada menos que) Charlie Kaufman, responsable del libreto de ‘¡Olvidate de mí!’, ‘Cómo ser John Malkovich’ y ‘Adaptation. El ladrón de orquídeas’ (entre otras), ‘Orión y la Oscuridad’ nos presenta a un niño de poco más de 10 años comido por la ansiedad, aunque su edad es lo de menos. Prácticamente, todos nos podríamos sentir reflejados en su catálogo de miedos, que recopila en un cuaderno con dibujitos, y en las vueltas que le da en su cabeza una y otra vez a las posibles consecuencias y arrepentimientos de cada acción que hizo, hace o va a hacer.
En estas aparece Oscuridad, como si el Fantasma de las Navidades Pasadas se tratase, para tratar de echarle una mano. Junto a él, un ramillete de personajes que responde a una de las máximas de la ‘competencia’, Pixar, al plantear qué pasaría si dormir, soñar, la luz o el silencio tuvieran sentimientos y atributos humanos. Hasta aquí, una historia más de madurar, afrontar los miedos, luchar por tus sueños, bla bla. Lo típico. Pero nada más lejos de la realidad.
‘Orión y la Oscuridad’, basado en el libro infantil de Emma Yarlett, se distingue de las fábulas condescendientes brindando el protagonismo al propio público infantil, reflejando sus inquietudes y solventando sus adversidades con imaginación, realismo y esperanza pragmática, pero también con diversión y caos. Se trata de dirigirse a quien se quiere dirigir con respeto, de manera inteligente y adoptando su lenguaje, pero sobre todo dejándolo participar y tomar sus propias decisiones.