Cuando lo conocí, supe que algo había cambiado dentro de mí, y no era algo normal, era un sentimiento que no había tenido desde hace tiempo, y para serte sincera, a mi edad, creí que nunca más lo volvería a sentir, y, sin embargo, aquí estábamos, él al otro lado de la sala, riendo con una chica, y yo, con esa cara de no haber visto nada más perfecto del otro lado.
Ahora no me sentía celosa de esa chica, como tal vez me hubiera sentido hace algún tiempo, era como si esas mariposas hubieran vuelto, como si quisiera tan solo estar ahí para escucharlo reír, toda la vida, o tan siquiera ser su amiga, y no, no es mentira, es completamente real.
Aunque por supuesto con el simple hecho de que me hablará yo sabía que tendría una satisfacción enorme, un simple hola, me hacía sentir, como si él supiera que yo estaba muerta por su encanto, y que era extrañamente satisfactorio el simple hecho de verlo.
¿Pensé estar enamorada de nuevo, a pesar de lo que actualmente estaba pasando en mi vida? Por supuesto que no. ¿Estaba disfrutando cada sentimiento y cada sensación? Por supuesto que sí.
Lo curioso es que no quería hablarle, me hacía la que no lo veía, no lo observaba, la que no lo conocía, y en eso sí que era claro que me estaba comportando como una niña inmadura que no tiene ni idea de cómo acercarse a la persona que le gusta, pero es que dime, ¿cómo un hombre así, podría fijarse en mí?
Muchos decían que como podía poner en duda quién era yo, una persona que tenía la mayor parte de las cosas, trabajo, dinero, familia, salud, y buen físico, porque al parecer el buen físico era algo esencial, aunque para mí siempre fue más importante la personalidad.
Así que ahora te contaré mi gran secreto, disfruto la sensación de estar enamorada de una persona, esos primeros nervios, esas sonrisas coquetas, esas miradas a lo lejos, el darte cuenta de que te mira, y que él se dé cuenta de que lo miras. Disfruto enormemente de esos momentos de coqueteo a lo lejos, en los que definitivamente dejas todo al aire, sin presión, sin nadie que te diga que está mal, porque solo es tuyo el sentimiento, porque no lo compartes con nadie, porque no es más que un secreto contigo.
Coquetear nunca ha sido algo que se me dé muy bien, por lo cual es muy evidente que él no se daría cuenta de que existo de ese modo, para él soy una más, y cabe destacar que una parte de mí quisiera gritarle que me gusta, que me atrae, que me gustaría conocerlo, pero ambos sabemos que al dar ese paso, todo cambiaría, todo sería diferente, y no sé si quiero salir de mi zona de confort, porque estoy tan bien viéndolo de lejos, que verlo de cerca tal vez me arrebataría el aire y me haría querer besarlo, o tal vez me haría quedarme en silencio mientras se me encienden las mejillas.
Así que hablemos de amores lejanos, deseos prohibidos, pero sobre todo, lo fuerte que puede ser el miedo, para no afrontar que alguien que tal vez, solo tal vez, podría convertirse en alguien importante, con el poder de destruir tus fantasías, con tal de solo, mirar de lejos.