De todos es sabido, aunque no hay la consciencia suficiente, de que en nuestros días la tecnología ha venido transformando todos los aspectos de la vida humana, reconfigurando una realidad no prevista, sobre la ciencia y la moral (Tecnología, un enfoque filosófico M. A. Quintanilla 2017). Sin tecnología no hay especie humana, para José Ortega y Gasset sin la tecnología la humanidad no existiría ni habría existido nunca (Meditación de la técnica 2000).
Desde su origen los hombres y las mujeres se han relacionado con la naturaleza de distintas formas a través de la tecnología, utilizando piedras y creando instrumentos identificando al homo sapiens con el homo faber, para aprovechar la naturaleza, bajo el principio básico del homo-económicus, transformándola dándoles valor de uso al satisfacer sus necesidades vitales.
Para Ortega y Gasset la Tecnología no tiene límites, convirtiéndola en un arma de doble filo. La tecnología tiene tanto la capacidad de construir un mundo nuevo como de destruirlo (La idea del principio de Leibniz y la evolución de la teoría deductiva 2021). La tecnología en tanto creadora de una sobrenaturaleza, ha facilitado que el entorno natural sea transformado adaptándolo a las necesidades humanas, tanto imprescindibles para la vida como superfluas, La tecnología representa un grave riesgo de que la especie humana sea superada por ella, de perder el sentido ético la tecnología nos colocará ante un precipicio (ob.cit).
La historia de la tecnología fue consustancial a los grandes cambios y movimientos sociales, a partir de la caída del Imperio Romano fue cuando surgió la llamada edad media que abarcó del año 476 al año de 1492, con la llegada de Colón al Caribe, iniciándose el colonialismo teniendo como contexto el ascenso del cristianismo, cuyo pensamiento condicionó a la edad media, dando fundamento al feudalismo, como orden político, social y económico, caracterizado por el mercantilismo, basado en la subsistencia de la mayoría de la población, sometida a condiciones de servidumbre, el saqueo de los recursos naturales de las colonias y la explotación exclavista de sus habitantes.
En la edad media el conocimiento predominante era el religioso, lo que detuvo en gran medida, del siglo V al siglo XVIII, el desarrollo tecnológico, pero cuando surge el positivismo colocando al conocimiento científico como el único verdadero, se impulsa nuevamente el desarrollo tecnológico, dando paso a la primera gran revolución tecnológica denominada revolución industrial, transformando el modo de producción feudalista, sustituyendo las herramientas artesanales por máquinas, surgiendo las fábricas y aplicando nuevas fuentes de energía.
Los cambios tecnológicos fundamentales ocurren entre 40 o 60 años, se convierten en oportunidades (Carlota Pérez 2009), sobre todo para los que fundamentan su desarrollo en la Investigación, tanto como política pública como Política corporativa, aplicando la Propiedad Intelectual e Industrial, para apropiarse del conocimiento y lograr posicionamientos de liderazgo en los mercados, en aras de rentabilidad, lo más alta posible; sin embargo, la desigualdad y la pobreza persisten.
Hemos pasado del oscurantismo medieval, al positivismo, y al conocimiento científico, predominando primero la física, con la bomba atómica y después la biotecnología con descubrimientos como las vacunas, desde la que erradicó la viruela y otras como el covid; con la informática, el internet y la inteligencia artificial, ha surgido la hiperconectividad y las fábricas inteligentes, pero también las armas autónomas, los drones y la ciberdelincuencia, ya son una realidad los implantes cerebrales controlados a distancia, que pueden servir para controlar comportamientos antisociales o para manipular mentes, el Chat GPT puede desarrollar textos sin intervención humana, ya hay robots que pueden cambiar de estado sólido a estado líquido y después volver a su forma sólida, la tecnología es altamente contrastante, puede ser tan útil como tan destructiva.
El cambio tecnológico ya vertiginoso, podría acelerarse aún más, impulsado tanto por la inteligencia humana como por la inteligencia artificial, (Max Roser. Our World in data. 2022) a medida que el desarrollo científico-tecnológico amplía sus capacidades, puede otorgar un poder inmenso a quienes lo controlan, como actualmente sucede con las transnacionales tecnológicas, si predomina el control por parte del mercado, se perderá el sentido humano de la tecnología, de ser así las consecuencias serían impredecibles.