Pachuca de Soto.- Netflix hace muchas cosas, y a base de prueba y error no podemos decir que su porcentaje de aciertos sea muy elevado. Pero si hay un rincón donde los elogios a la gigantesca plataforma de streaming se deben de disparar es en su apartado de animación. Podríamos decir que aunque el gran olvido de Netflix es la cinefilia, su mejor arma contra esta crítica es contar con todo el catálogo de Studio Ghibli excepto las dos últimas películas. Y, más allá de Crunchyroll, no hay otra plataforma que tenga mejor oferta de anime (aunque Disney + o Amazon Prime Video lo intentan). Pero es que tampoco podemos olvidar la producción propia. Nos podemos quedar tan anchos si decimos que la mejor serie de Netflix en 2021 fue ‘Arcane: League of Legends’, que en 2022 fue ‘Cyberpunk: Edgerunners’ y que en 2023 fue ‘Samurái de ojos de azules’. Nada menos que tres producciones de animación propias. Por no recordar que habrá quién defienda (con razón) ‘Love, Death & Robots’ como la serie más especial y única de la plataforma.
En plena fiebre en Disney + por ‘Shogun’, la que va camino de convertirse en la mejor serie de 2024, no hemos podido dejar de reparar en las similitudes argumentales entre esta y ‘Samurái de ojos azules’. A pesar de que arrasó en los Premios Annie con 6 galardones y que ha encantado a crítica y a público, su carácter de serie animada y su nula relación con ninguna franquicia conocida ha hecho que el éxito de ‘Samurái de ojos azules’ no haya sido tan masivo como merecía. Y lo mismo podemos decir de ‘Shogun’ que, aunque es una serie de acción real, todavía tiene la barrera idiomática y/o cultural.
Pero lo curioso es que ambas se pueden relacionar incluso como precuela y secuela. ‘Shogun’ nos cuenta la historia de un inglés que llega a un Japón semi colonizado por los portugueses y la religión cristiana. Las cosas, evidentemente, salen mal. Pero es que si vemos ‘Samurái de ojos azules’, situada poco después, lo que descubrimos es un Japón que prohibió todo contacto con los occidentales e incluso trata de demonios a los japoneses mixtos como el protagonista (con ojos azules). Más que lecciones de historia japonesa, ‘Shogun’ y ‘Samurái de ojos azules’ son un puente para descubrir la interesantísima historia del país nipón a través precisamente del choque entre Japón y occidente.
Ahora bien, si la trama de ‘Shogun’ es más similar a ‘Juego de tronos’, la historia de ‘Samurái de ojos azules’ es más del tipo de ‘John Wick’. El protagonista tiene que encontrar y matar a ciertas personas, y nada se interpondrá en su camino… Salvo que todo lo posible se interpone en su camino. Con algún valioso aliado por el camino, un par de magnificas revelaciones argumentales que nos ahorraremos contaros y muchas luchas épicamente narradas, ‘Samurái de ojos azules’ se convierte en una serie asombrosa. Y lo es también hablando de forma estética. Como en ‘Arcane: League of Legends’, desde Francia repiten esta mezcla de 2D con CGI y 3D que, con productos de esta calidad, se puede convertir en el estándar que buscaba Netflix para crear sus producciones propias animadas. Algo a caballo entre el 2D del anime y el 3D puro de California (Pixar, Dreamworkds, etc).
El resultado es otra serie sobre el Japón más exótico y apasionante, repleto de interesante conocimiento histórico, una historia tan apasionante como accesible, una animación del máximo nivel que es una delicia estética y, sobre todo, una serie de esas que te hacen agradecer a Netflix que haya colgado todos los episodios de una tacada. El único problema de ‘Samurái de ojos azules’ es que ahora hay que esperar a la temporada 2. Menos mal que a ‘Shogun’ todavía le quedan 6 capítulos de su temporada 1.