Pachuca de Soto.- A mediados de la década pasada, el director Mike Flanagan nos sorprendió con ‘El juego de Gerald’ (2017), una película de terror psicológico basada en la novela homónima de Stephen King. La trama se centra en Jessie Burlingame, interpretada por Carla Gugino, y su marido Gerald, a quien da vida Bruce Greenwood, quienes se retiran a una remota casa de vacaciones para intentar reflotar su matrimonio.
Tras la proposición de un juego sexual en el que Gerald ata a la cama a su mujer con unas esposas, Gerald fallece de un infarto y la situación se convierte en una pesadilla, dejando a Jessie atrapada y encadenada a la cama. A medida que lucha por liberarse, Jessie enfrenta traumas pasados y una serie de alucinaciones que ponen a prueba su cordura y supervivencia. La película se encuentra disponible actualmente en el catálogo de Netflix.
Pese a una buena recepción por parte de la crítica, ‘El juego de Gerald’ no obtuvo ni una sola nominación dentro del circuito internacional de premios y festivales cinematográficos. Técnicamente, el filme es un ejemplo de cómo utilizar de manera satisfactoria la narrativa visual.
La dirección de fotografía, que corre a cargo de Michael Fimognari, así como la de cámara, tiene la capacidad de recrear una atmósfera claustrofóbica y opresiva para el espectador, que es capaz de mantener la tensión y la intriga en todo momento.
Además de Gugino y Greenwood, el reparto incluye a Henry Thomas, quien ganó fama mundial a los diez años de edad al interpretar a Eliott, el protagonista de ‘E.T., el extraterrestre’ (1982), Kate Siegel, quien ya había trabajado con Flanagan en la serie ‘La maldición de Hill House’ (2018) y el enorme actor holandés Carel Struycken.
Una anécdota interesante del rodaje es que Carla Gugino insistió en realizar muchas de sus propias escenas peligrosas, incluyendo aquellas en las que debía mantener posturas incómodas y realizar movimientos limitados por las esposas, lo que añadió una capa de autenticidad a su actuación.
Flanagan también se enfrentó al reto de adaptar una novela que muchos consideraban inadaptable debido a su naturaleza introspectiva y su escaso diálogo. Sin embargo, mediante el uso de monólogos internos y alucinaciones visuales, el director consiguió plasmar eficazmente la lucha interna de Jessie en la pantalla. Además, el filme cuenta con innumerables referencias a la obra de Stephen King, haciendo alusión de manera indirecta a varias de sus novelas como ‘Cujo’, ‘El resplandor’ o ‘La torre oscura’.