Pachuca de Soto.- En sus primeros años de producción propia, Netflix encontró un filón en las comedias románticas para adolescentes y, en concreto, en la saga ‘A todos los chicos de los que me enamoré’, que se convirtió en su principal estandarte. La adorable relación entre Lara Jean y Peter, o lo que es lo mismo Lana Condor y Noah Centineo, dio de sí para tres películas, pero su universo ahora se ha expandido en forma de spin-off con ‘Besos, Kitty’, una serie centrada en la hermana pequeña de la protagonista.
Es cierto que ‘Besos, Kitty’ no se sale de los componentes clásicos de las ficciones adolescentes, pero su protagonista, Anna Cathcart tiene suficiente carisma para llevar adelante una serie sencilla y previsible pero con cierto encanto, siendo digna heredera de ‘A todos los chicos…’.
Ya en las películas Kitty destacó como una secundaria marisabidilla y respondona que robaba cada escena en la que salía. Pero ahora que se coloca en el centro de su historia no puede ser solo un alivio cómico y le toca vivir lo que vio anteriormente en la carne de sus hermanas y allegados.
Dae (Choi Min-yeong), aquel novio que Kitty se echó en Seúl y con el que tiene una relación a distancia hasta que ella decide mudarse a Seul. No lo hace solo por él, pero principalmente sí, sino también por fortalecer el vínculo con su madre fallecida conociendo los lugares de su juventud.
De hecho, la escuela a la que va a parar, vía beca, Kitty es la misma donde estudió su madre (y convenientemente se llama KISS, beso en inglés). Quizás tirando de ese hilo encontremos algo de originalidad: además de la trama de amores que van y vienen y por el camino se entretienen, ‘Besos, Kitty’ abre una puerta para tocar cuestiones como la identidad cultural de una hija de inmigrantes, el apoyo paterno, las diferencias de clase o el divorcio, así como el feminismo y la identidad LGTBQ+.
Es en el campus, y en interiores, donde permaneceremos la mayor parte del tiempo de esta serie (y son solo 10 episodios de media hora), pero brilla más cuando sale fuera y nos dejan ver las calles de una lejana y vibrante Seúlcon la que la prota tendrá que familiarizarse e, incluso, cuando salen de la ciudad para mostrarnos algunos paisajes de cerezos en flor.