La historia de México es por demás surrealista y para muestra estas dos historias en las que, dicha tesis, queda demostrada.
EL DUEÑO DE CHICHEN ITZA:
Edward Herbert Thompson fue un arqueólogo y diplomático estadounidense nacido el 28 de septiembre de 1857, en Massachuset, llegó a México para explorar las ruinas Mayas de Chichen Itzá en 1885.
Después de realizar unas exploraciones en las zonas de Uxmal y Labná, Thompson drago el Cenote Sagrado de Chichen Itzá, entre los años 1904 y 1911, de donde extrajo múltiples piezas arqueológicas, de jade, oro, esqueletos humanos y otros objetos; que vendió al Museo Peabody de Cambridge, Massachuset. Posteriormente al ser denunciado por la periodista Alma Reed, el gobierno mexicano recuperaría una parte de las piezas.
En 1893, Thompson compró 2446 hectáreas, de la finca henequenera de Chichen, pertenecientes a Juan Sosa, no se sabe cuánto se pagó por los terrenos.
Después de una serie de demandas por parte del gobierno federal sobre los terrenos, se confiscaron en 1922, y se devolvieron a los herederos de Thompson en 1944, quien murió el 11 de mayo de 1935, estos, a su vez, vendieron dichos terrenos a la familia Barbachano en 1951, ellos son los dueños actuales de las ruinas arqueológicas de Chichen Itzá.
EL DUEÑO DE LAS ISLAS MARÍAS:
El General Jesús López Uraga. nació en Morelia, Michoacán en 1810, participó en la guerra contra Estados Unidos. El 2 de diciembre de 1855 proclamó el Plan de Tolimán, Querétaro; dicho plan estaba en contra del Plan de Ayutla. A principio de 1856 fue derrotado por las fuerzas de Ignacio Comonfort, obligando a López Uraga escapar a Estados Unidos de donde regreso para combatir a los Liberales durante la Guerra de Reforma.
En 1857 Juárez le otorgó las islas Marías como premio a su servicio, con la única condición de no rentarlas a ningún extranjero o venderlas.
Fue nombrado general en jefe del Ejército de Oriente, posteriormente, el 9 de febrero de 1862, lo sustituyó Ignacio Zaragoza, al no ser congruente con su puesto y actuar con mucha despreocupación.
Pasó a ser comandante general de Jalisco y general en jefe del Ejército del Centro, nuevamente entró en conflictos, esta vez con el general Antonio Rojas, por lo que el 26 de julio de 1864 regresó a la ciudad de México, donde se puso a las órdenes del Ejército Imperial de Maximiliano. Acompañó a la emperatriz Carlota rumbo a Europa como jefe de su escolta, considerado traidor, el gobierno le retiró la concesión de las islas.
Juárez concedió un armisticio en 1868 por lo que López Uraga regreso al país y recupero las Islas Marías. Para evitar represalias, de inmediato las vendió a un rico comerciante de Tepic, saliendo rumbo a California, donde murió en febrero de 1885.
Manuel Carpena compró las Islas Marías en 45 mil pesos, dedicándose a la explotación de las salinas, llevó ganado caprino y bovino; además de comerciar con las maderas preciosas de la isla.
La viuda de Carpena, al no poder atender los negocios de su difunto marido, vendió las islas al gobierno de Porfirio Díaz, por la cantidad de 150 mil pesos. El 12 de mayo del mismo año, Porfirio Díaz firmó el decreto para establecer el Penal Federal de las Islas Marías.