Pachuca de Soto.- Un enjambre sísmico es un fenómeno geológico que recientemente provocó que la Ciudad de México (CDMX) “temblara”.
Se trata de una serie de terremotos de baja magnitud que ocurren en una misma zona durante un período de tiempo relativamente corto. Algunos la llaman la “danza de la corteza”, caracterizada por una serie de movimientos sísmicos que ocurren regularmente en la Ciudad de México, planteando interrogantes sobre su origen y significado.
Estos enjambres de terremotos se basan en la compleja dinámica de la convergencia de placas en la región. La CDMX es testigo de la interacción entre la placa de América del Norte y la placa de Cocos, sus bordes chocan y se entrelazan de maneras únicas.
Este conflicto en curso no sólo es responsable de los terremotos tal como los conocemos, sino también de estos enjambres de terremotos, que actúan como “susurros” de terremotos que nos recuerdan que hay una actividad constante bajo nuestros pies.
A diferencia de los terremotos más grandes, los enjambres sísmicos suelen ser de baja intensidad y no siempre se notan.
¿Por qué aparecen estos grupos en la CDMX?
La respuesta está en la complejidad de la geología local. El área cuenta con una red de fracturas activas y estructuras geológicas que actúan como salidas de energía almacenada. En cierto modo, los enjambres sísmicos pueden considerarse como un “sistema de alivio del estrés acumulado en estos lugares concretos”.
Aunque estos eventos no suelen representar una amenaza importante para la seguridad, pueden desencadenar actividad sísmica subterránea. Los científicos y expertos en sismología monitorean de cerca estos enjambres para comprender mejor los patrones de actividad y mejorar los sistemas de alerta temprana.
Cabe señalar que autoridades y expertos han afirmado que estos enjambres sísmicos en la CDMX no generarán alertas sísmicas, ya que el epicentro se ubica en la propia capital del estado, y las alertas tempranas son inútiles.