Pachuca de Soto.- Al mostrar las figuras de Dog y Robot, los protagonistas de su primera incursión en el campo de la animación y con los que posa el cineasta para FOTOGRAMAS, Pablo Berger (Bilbao, 1963) aclara: “Fueron el precioso regalo de Navidad, en 2021, de Stefano Pastorino, del equipo de arte de Robot Dreams, que las esculpió a mano.
Porque la película es de animación en 2D”. La fotógrafa recorre en busca del mejor tiro de cámara la librería madrileña Generación X Tirso, donde entrevistamos al artífice de ‘Torremolinos 73’, ‘Blancanieves’ y ‘Abracadabra’.
El realizador comparte su satisfacción por la buena acogida de Robot Dreams en el Festival de Cannes, donde hizo su presentación internacional. “Es el sueño de todo director. Estuvimos en Sección Oficial, pero fuera de concurso, junto a Pedro Almodóvar y Víctor Erice. Al no competir, pudimos disfrutarlo sin nervios.
Fue una auténtica fiesta.” Lo próximo son los Premios del Cine Europeo, a los que está nominada la cinta, que se entregarán el 9 de diciembre, en Berlín, y los Oscar. “El estreno en Estados Unidos lo lleva Neon, que distribuyó allí ‘Parásitos’, ‘Titane’, ‘El triángulo de la tristeza’, ‘La peor persona del mundo’, ‘Hotel Royal’, y lo hará con ‘Anatomía de una caída’ y con la mía, con la perspectiva de optar a la nominación”.
Berger leyó en 2010 el libro, aunque esto es una forma de hablar porque ni la obra ni el film tienen diálogos. “Me resultó sorprendente, divertido, me sedujeron los dibujos, pero sobre todo me emocionó.” Entre tanto rodó ‘Blancanieves’, cine mudo, “para mí lo que hace del cine una experiencia artística única es escribir con imágenes”, y ‘Abracadabra’. Al acabar la promoción de esta última, buscaba inspiración y volvió a leerla. “Esa vez, fui visualizándola en movimiento en mi cabeza a la vez que pasaba las páginas. Me conmovió, y al llegar al final se me saltaron las lágrimas.”
En el original, la historia es contemporánea, pero no se sitúa en ningún año ni lugar concretos, y la trama arranca a partir de que Dog, el perro protagonista, recibe un Robot que ha comprado por correo para combatir su soledad.
El guion, del propio cineasta, ha añadido una primera parte en la que se muestra la soledad de Dog antes de compartir su vida con Robot. “Es la misma historia, pero contada de un modo diferente”, aclara. La acción se ha localizado, además, en Nueva York, la ciudad en la que Berger residió una década.
Entre la amistad y el amor
El vínculo que une a la pareja protagonista admite diferentes puntos de vista. “Las amistades y las relaciones son fundamentales, pero también muy frágiles, reflexiona. Hay que cuidarlas, mimarlas y no dar por sentado que son para siempre”. La soledad está muy presente en la película, de una profunda ternura, en la que los malvados brillan por su ausencia. La única sombra la pone la burocracia y el ritmo de vida de una gran ciudad, que tiende a dificultar y deshumanizar el contacto entre sus habitantes.
Robot, compuesto de engranajes y muelles, nada tiene que ver con la robótica y la Inteligencia Artificial. Representa a ese ser ideal y generoso que está siempre ahí cuando se le necesita y lo da todo sin pedir nada a cambio. “¿Amor o amistad? ¿No es el amor amistad más sexo?, se cuestiona. La historia hay que interpretarla, y cada espectador la llevará a su terreno.
Un niño lo verá como una amistad, para muchos adultos se trata de una historia de amor, y hay quien me ha dicho que le parece una relación paternofilial. Las películas no pertenecen a su director sino a los espectadores. Me agrada pensar que cada uno de ellos hará su propia película y la interpretará a su manera”.