Ha sido más de una vez que he notado una falta de oxígeno ensordecedora en mis pulmones, un temblor en las piernas que me recorre cada uno de los nervios y me hace querer escapar, el cómo se me secan los labios a pesar de que los humecte con mi lengua una y otra vez. Algunos me han llamado exagerado, algunos loco y otros simplemente no me entienden.
Podría decir que esta sensación que tengo no es nada común, pero la realidad es que tan común como una hormiga en el pasto de cualquier hogar. Durante mucho tiempo no supe que era, solo sabía que quería controlar todas las situaciones que se me pusieran enfrente y poder decirles a todos como hacer las cosas, ‘porque nadie las podía hacer mejor que yo’, porque si yo quería las cosas bien hechas las tenía que hacer yo.
O cuando me decían algo sobre mi cuerpo, ya sea sobre un grano en la mejilla, blanco y gigante, o sobre un nuevo exceso de grasa en mi vientre que me hacía querer hacer de todo para desaparecerlo, pero de tanto pensar en que quería hacer con ello, no tenía ningunas ganas de levantarme de mi cama y hacer ejercicio, o comer más saludable, o tal vez, dejarme de agarrar el rostro y por fin dejar de poner marcas en mi rostro solo por el hecho de que mejor un grano rojo y enorme, que un blanco y gigante.
He intentado complacer cada una de las expectativas de la sociedad a diestra y siniestra, que si el cabello largo, que si me lo tinto de rubio, que si lo de moda es ser fitness, que si ahora lo trendy es subir un video tuyo bailando en posiciones que nunca me imaginé hacer, o tal vez subir fotos editadas de mi porque no era lo suficientemente delgado para las redes sociales y recibir los suficientes likes para subir mi autoestima hasta el cielo, hasta que me mirará al espejo y me diera cuenta de que no estaba así para nada y me preguntará.
‘¿Por qué no puedo ser así?’
Incluso ahora después de tanto tiempo de trabajar en mí mismo, me doy cuenta de que, aunque he bajado de peso, no tengo tanto acné, y puedo decir que he aprendido más de mi carrera que nunca, aún me sigue preocupando que alguien suba una foto donde me vea terriblemente mal y pueda hasta llegar a pedir que no la publiquen de muchas maneras.
Llegué incluso al extremo de haber dudado lo que verdaderamente amaba, y te preguntarás a qué me refiero, pero todo el mundo decía que era de las carreras peores pagadas, que nunca nadie logra nada, que eso de que servía, que no era más que hacer dibujos y hablar frente a una cámara y que eso lo podía hacer cualquier. Y si, por un momento dudé que este fuera mi futuro, que fuera lo que yo deseaba, pero conseguí abrirme paso entre mis inconformidades en la vida, y ahora aquí me ves, en una cama acostada a mano mientras mi perro ladra en mi jardín y siento la vida pasar de manera plena y auténticamente feliz.
Seguir los sueños cuesta muchísimo más trabajo de lo que los millonarios dicen, pero creo que de eso se trata, de seguir trabajando en ti para amarte y sentirte completo, de seguir luchando por todo, puede ser con ayuda o sin ella, porque al final la ayuda no sirve de nada si no sigues luchando, porque al final todo se pierde en un dos por tres, y yo solo sé, que esa persona que editaba sus fotos, ya no existe, ahora motiva a otros a no hacerlo y luchar por su bienestar, por su salud. Ahora esa persona que no sabía qué hacer con su vida tiene más ambiciones de las que imagine y las priorizo de una manera realista.
Que esa persona que no se amaba, ahora se ama.
He comprobado en más de un millón de maneras que el único que va a estar siempre para ti, serás tú, y no hay forma más fácil de pasar la vida que confiando en ti, luchando por ti, y creyendo en ti, porque nadie, absolutamente nadie puede continuar por este camino, si no confías y crees en ti.